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Fallos: 316:2267 de la CSJN Argentina - Año: 1993

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Esta realidad está de acuerdo una vez más con el esquema constitucional. La Décima «Enmienda a la Constitución, la cual se añadió como parte de la Declaración de Derechos en 1791, declara que "los poderes que no hayan sido delegados por la Constitución a los Estados Unidos, ni prohibidos por la misma a los estados, están reservados respectivamente a los estados o al pueblo". Esta enmienda codifica un principio fundamental que ya existía en la Constitución de 1787: el principio que el gobierno nacional es un gobierno de facultades limitadas. Tal como lo explicó el Juez Story en su famoso Commentaries:

"Esta enmienda es meramente una afirmación de lo que, con cualquier razonamiento justo, es una regla necesaria para interpretar la Constitución. Siendo un instrumento de facultades limitadas y numeradas, le sigue irresistiblemente que lo que no se otorga se retiene, y le pertenece a las autoridades estatales" (35).

Parece ser que los federalistas se proponían una especie de competencia entre los estados y el gobierno nacional, una competencia que favorecería al pueblo. "O la forma en que se construya el Gobierno Federal le resultará lo suficientemente supeditado al pueblo, o no le resultará", escribió James Madison en El Federalista N° 46. "En la primera suposición", continuó, "aquella supeditación lo limitará de formar esquemas ofensivos a los electores. En la otra suposición no tendrá la confianza del pueblo, y sus esquemas de usurpación serán fácilmente vencidos por los Gobiernos Estatales, los cuales serán apoyados por el pueblo (36)".

Además de proporcionar una fortificación en contra del gobierno nacional, los gobiernos estatales también proporcionan un laboratorio para la experimentación (37). En la última década del siglo XIX y a principios del siglo XX, por ejemplo, estados como Nueva York promulgaron leyes las cuales establecían salarios mínimos y jornadas máximas para tratar con las condiciones de trabajo terribles en fábricas urbanas y otros medios (38). Cuando esas leyes resultaron efica35) Citado en New York v. United States, 112 S. Ct. 2408, 2418 (1992).

36) Madison, The Federalist, No. 46, pág. 300.

37) New States Ice Co. u. Liebmann, 285 U.S. 262, 311 (1932) (disenso del Juez Brandeis).

38) Véase Moorehead v. New York, 298 U.S. 587 (1936) (ley de salario mínimo de Nueva York); Lochner v. New York, 198 U.S. 45 (1905) (ley de jornada máxima de Nueva York); Holden v. Hardy, 169 U.S. 366 (1898) (ley laboral minera de Utah).

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Año: 1993, CSJN Fallos: 316:2267 
Extraido de : https://universojus.com/csjn/tomo-316/pagina-2267

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