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territorios, pueden dictar las leyes que juzguen conveniente para castigar el abuso de la palabra escrita 6 hablada.

En este sentido están conformes los eminentes tratadistas, sin escepcion alguna.

«El Congreso no puede dictar ley alguna que restrinja la libertad de la palabra, 6 de la prensa, dice Story, cuya autoridad se invoca siempre con preferencia. Sostener que esta disposicion garante á todo ciudadano el derecho absoluto de decir 6 de imprimir lo que quiera sin ninguna responsabilidad pública, ni privada, es una pretension tan estraña que ni aún puede ser discutida sériomente. Tanto valdría decir que todo ciudadano tiene derecho de difamar al Congreso y de comprometer la reputacion, la tranquilidad y la seguridad de los ciudadanos.

< Un hombre podría tambien por malicia ó por venganza acusar ú otro hombre de los crímenes mas odiosos; sublevar la indignacion de todos los ciudadanos, esparciendo las mas viles calumnias; turbar y destruir la paz de las familias; escitar las rebeliones, los disturbios y las traiciones contra el Gobierno.

Con semejante estado de cosas una sociedad culta no podría existir largo tiempo. Muy pronto se verian ¡os hombres obligados á recurrir ú las venganzas personales para obtener la reparacion que no encontraron en la ley, « Los términos de la enmienda no acuerdan una Jicencia semejante; ellos no significan otra cosa sinó que todo ciudadano tendría derecho de decir, escribir, de imprimir su opinion sobre cualquier asunto que sea bajo las restricciones únicas de no herir á nadie en sus derechos, ni en sus bienes, ni en su reputacion; de no turbar la tranquilidad pública y de no intentar el derrocamiento del Gobierno, « El Juez Blackstone, continúa el mismo Story, ha hecho observar que la libertad de la prensa síbiamente comprendida, es esencial álos estados libres, pero que ella consiste en no

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Año: 1886, CSJN Fallos: 30:124 
Extraido de : https://universojus.com/csjn/tomo-30/pagina-124