por inoculación accidental por vía parenteral. Los pacientes que la sufren son asintomáticos y la enfermedad tiende a convertirse en crónica provocando muchas veces cirrosis ocarcinoma hepático. Las posibilidades de contraerla son elevadas en los trabajadores de la salud porqueel hospital se comporta como un vector bidireccional querecibe y transmite la infección a la comunidad, y fundamentalmente para el personal que, dentro de aquél, está en contactocon sangre y secreciones delos pacientes, por lo quelajornada diaria en esta área está reducida aseishoras. Ello ha llevado ala realización de estudios epidemiológicos que, según algunos autores, demostrarían la necesidad de incluir ala hepatitis C como enfer medad profesional . Agrega que hasta hace muy poco tiempo no existían diagnósticos derutina eficaces, y que su tratamiento requiere el uso de "Interferón Alfa" en forma continua y permanente.
Pasa luego a detallar los primeros síntomas experimentados. A fines de julio y comienzos de agosto de 1992, comenzó a no sentirse bien y atribuyó ese estado al excesivo trabajo, al alto grado de "stress" y a conflictos familiares que se le presentaron. Después de unos días, se evidenció una pérdida de peso de alrededor de 10 kg, todo lo cual le hizorecurrir alos médicos del mismo hospital. Los análisis depráctica revelaron valores elevados de glucemia en sangre pero cumpliendo con la medicación prescripta continuó su trabajo.
El 23 de septiembre de ese año le costó levantarse para asistir al hospital y desde días atrás había empezado a no sentirse en buen estado general, ictérico, con un adelgazamiento progresivo, pérdida de fuerza y apetito, y con un prurito generalizado en ambos pies. Fue internado en la sala de aislamiento del servicio de clínica médica y sometido a distintos estudios. Los de evaluación hepática eran patológicos con enzimas hepáticas (transaminasas en niveles muy altos).
No se detectaron procesos malignos o trastornos en las vías hepáticas. Los estudios —agrega— se orientaron ala glándula hepática para determinar eventuales enfermedades infecciosas. Por tratarse de un integrante del personal de "altoriesgo" se sospechó de algún contagio con enfermedades infecciosas, por lo que se le hicieron pruebas para localizar hepatitis A o B, las que dieron resultados negativos. Para confirmar estos datos se remitió sangre al hospital Udaondo, la que revelóla presencia de hepatitis C y, antela disparidad de criterios, se dispuso un nuevo examen en el Instituto Malbrán, que dioresultado negativo.
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Año: 1999, CSJN Fallos: 322:3105
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