el crimen deliberaron los Méndez ocultarlo, resolviendo llevar el cadaver hasta las sierras próximas donde despues de subir hasta el alto Cerro de Los Leones, lo enterraron alli, escogiendo un deván para ocultar el sepulero. Empero apercibidos de que el crimen fué presenciado de lejos por el vecino Juan Acevedo, que vive a unas cuantas millas del lugar en que se, consumó, acordaron comprar su silencio a cualquier costa y se dirigieron a su casa donde le ofrecieron cien ovejas y una yunta de caballos en cambio de su silencio. propuesta que Acevedo, bajo la impresión del miedo, aceptó en ese instante, máscon la mira de no hacerse cómplice: como que, seguidamente. fué y dió parte del homicidio a los cinco días a Manuel Garcia, socio del finado y ese caballero lo denunció a la policia a fs. 1. He ahí los hechos tales cuales pasaron el día 27 de Julio de 1912 y pasamos a compulsar en los números siguientes " las pruebas que los acreditan.
+" Hay un momento psicalógico en el cual es posible obtener de los criminales una declaración ingenua de la verdad, y ese momento es el que sigue a la perpetración del delito. En el acto que el sargento Asturachi, único que representaba el 3 de Agosto de 1912 la policía de Gastres, por no hallarse en ella el señor comisario Julio O. de Antimeo recibió la denuncia de fs. 1, se fué directamente a la casa de los criminales donde capturó a Vicente Méndez a las doce de la noche del día 4 y a José Angel a las 4 de la mañana, recibiendo entonces de primera fuente toda la verdad tal cual exactamente la hemos establecido en el número precedente. Por desgracia, a causa del lugar y de la hora en que tacron aprehendidos los Méndez, y tal vez porque el sargento Asturachi quiso que — fuese el mismo señor comisario Antueno el que actuase, es el hecho que no sentó acto de la paladina y sincera confesión de los Méndez. Empero por fortuna y por precisión, el sargento no fué solo a la casa de los Méndez, sino que llevó en su compañía a los conocidos vecinos del lugar señores Juan Rosa, Manuel García, Guillermo Singler, Segundo Necol y Juan Ace- vedo, quienes todos cinco escucharon la confesión de los Mén
Compartir
55Citar Página
Para citar esta página puedes copiar y pegar la siguiente
referencia
:
Año: 1916, CSJN Fallos: 124:357
Extraido de : https://universojus.com/csjn/tomo-124/pagina-357
¿Has encontrado algún error en el texto?
Por favor, tenga en cuenta que los textos mostrados en esta página web pueden contener errores ortográficos o ser difíciles de leer debido al proceso de reconocimiento óptico aplicado a documentos antiguos extraídos de los PDF de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina. Puede acceder a los documentos originales en el siguiente enlace: CSJN en específico en el Tomo: 124 en el número: 357 . Se recomienda utilizar los textos proporcionados aquí solo con fines informativos y considerar la fuente original para una referencia precisa.
Si encuentras algún error o tienes alguna consulta, no dudes en contactarnos