resulta sorprendente que los médicos que estaban tratando a un paciente portador de un cáncer pulmonar no hayan albergado la menor duda respectoal diagnóstico y hayan continuado con el tratamientode quimioterapia y radioterapia.
Expone que Jordán Cruz completó el ciclo radiante el 27 de octubre de 1983 y que el doctor Maylin, director médico del Centro de Radioterapia del Hospital Español certificó en esa oportunidad que sele habían aplicado 4500 rad. La nota respectiva destacaba quela presencia de cefaleas y náuseas podría requerir terapéutica de prueba con corticoides. En su declaración en sede penal, el mismo profesional destacó que la radiación es prodive a producir lesiones cardíacas o fibrosis pulmonar. Sostiene que esta sugerencia no fue atendida.
Manifiesta que se siguió con el tratamiento quimioterápico y que el 21 de diciembre de 1983 se realizaron nuevas radiografías, las que, según la declaración del radiólogo interviniente, no revelaron lesión tumoral primitiva, metástasis o adenopatías (fs. 224 vta./225, causa penal). Estas radiografías fueron examinadas superficialmente en el Instituto Estévez y se siguió con la cura. Tal comportamiento se manifestó nuevamente cuando el 12 de enero de 1984 se efectuaron nuevas radiografías de tórax, las que, a estar a los dichos del radiólogo Villaveirán, noindicaban la existencia detumor, metástasis o adenopatías.
Ese profesional sugirió otros estudios para evaluar lesiones por radioterapia. El 10 de abril otra placa reveló que no había metástasis pero los radiólogos aconsejaron la comparación con las anteriores.
El estudio de las radiografías —afirma— reveló evidencias que no fueron tenidas en cuenta, entre ellas la disminución de tamaño del pulmón izquierdo y el aumento de la silueta cardíaca a consecuencia del derrame pericárdico.
Agrega que "por primera vez, después de ocho meses de tratamiento" sepidióuna tomografía axial computada de tórax, estudio que a su juicio estaba indicado desde el momento inicial. La tomografía, que fue encefálica y de tórax, no descubrió lesiones patológicas en el cerebro. Las lesiones que se advierten son atribuibles a la radiación y no hay evidencias de extensión o colonización del tumor.
El 3 de mayo de 1984 el paciente fue examinado en el Sanatorio Giúemes por el cardiólogo Ezio H. Zuffardi, quien lo asistió hasta su
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Año: 2001, CSJN Fallos: 324:2987 
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