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Fallos: 217:514 de la CSJN Argentina - Año: 1950

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tanto dirigiéndose al camión estacionado fuera del pequeño cercado que forma el patio. Una vez en posesión del cuchillo Millatureo es quien toma la iniciativa en el ataque. Nótese cróquis de fs. 12) que el procesado debió hacer mayor recorrido que la víctima para tomar su arma y el encuentro con su contendor se produce en la puerta de su pieza.

En esta parte la defensa pretende que Millatureo pasó por ese lugar mientras se dirigía a la cocina, pero ninguna constancia apoya tal tesis y el propio interesado la desvirtúa cuando relata que después de munirse del cuchillo "se vino al encuentro de Paredes", Es indudable la conclusión de que actuó como atacante, pero aún forzando hasta el extremo toda lógica y admitiendo que no buscó directamente la pelea, la legítima defensa no podría prosperar porque habría obrado con temeridad al colocarse voluntariamente en la situación de peligro.

II. A mayor abundamiento, la descripción que hace el procesado con relación al momento mismo en que se trabó en lucha con Paredes resulta inverosímil. Dice que junto con el disparo recibió un golpe en la cabeza que lo hizo caer de rodillas "casi sin sentido" y en esa posición sabe que le pegó una puñalada "a Paredes" llegando a perder completamente el conocimiento por lo que no recuerda si le dió más puñaladas.

Consta en el informe pericial de fs. 42 y 42 vta. que el occiso presentaba cuatro heridas de arma blanca de las cuales tres graves en el busto y otra en una maño. Resulta pues imposible por una parte que habiendo perdido el conocimiento haya podido Millatureo manejar su cuchillo infiriendo cuatro heridas a su contendiente que estaba munido de un revólver y más aun que "de rodillas" alcance a darle una puñalada a la "altura de la garganta" y otra "en mitad del pecho" según da cuenta el informe de fs. 42 y 42 vta. Tal relación de hechos debe descartarse por su incredibilidad; pues consta además en el acta de inspección ocular (fs. 9 vta.) que en la pared, cerea del marco de la puerta correspondiente a la pieza que ocupaba Paredes, se notan dos rayones (a 1 mt. y 0.70 ems. de altura) que se "supone son dos puñaladas" y un puntazo a 70 ems, de altura, que se "suponen fueron erradas". O sea que aparte de las puñaladas que Millatureo infirió a la víetima, habría errado tres que dieron en la pared IV. En refuerzo de lo anterior cabe destacar la conducta posterior del victimario. Lejos de sentirse arrepentido o pesaroso por el final que tuvo el hecho, comenzó a llamar a los demás peones "insultándolos a la vez que tratándolos de

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Año: 1950, CSJN Fallos: 217:514 
Extraido de : https://universojus.com/csjn/tomo-217/pagina-514

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