324 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA y Mayorga vivia lejos de la comisaria de Chotila y en la casita se Ue parada y apartada donde se perpetraron los crimenes cnyo eroquí corre a fs. 188, Un asistente así, de las condiciones de Mayorga, no pudo ser victimado por uno sólo de los actisados, mano a mano, pues es natural que hubo de vender cara sit vida, defemdiéndose a más no poder en una lucha abierta con sus dos atacantes. La prueba evidente de esta conclusión es que ninguno de éstos, después de la horrible lucha, resultó ni con un rasguño, cuando la víctima resultó con más de diez y seis puñaladas y cortes en todas las partes de su cuerpo. Es que la acción combinada de Ayala y DBattilana lo redujo a la impotencia material, peleando el desdichado Mayorga hasta el fin mientras pudo respirar; siendo la prueba concluyente de e'lo que todas las heridas destilaban sangre, lo que revela que las recibía estando vivo todavía, porque las puñaladas sobre un cadáver no destilan san re. El primer impulso de Mayorga a! ver herido a su jefe señor Calderón, que huía de la cocina, hubo de ser seguirle, natural mente, lo cual no sucedió, según resulta de las declaraciones de éste, is. 6, És. 148 y fs. 151, según las cuales hubo un momento de angustia de Calderón al pensar que su asistente Mayorga fuera también de los complotados para asesinarle, idea que desechó cuando le oyó gritar clamando "a mí no, a mí no"; comprendiendo entonces que su asistente estaba igualmente atacado por José Ayala, dentro de la cocina, a donde regresó también Battilana inmediatamente, debiendo a esto su salvación; pues entonces ganó Calderón el campo huyendo por entre las matas, dejando el camino real por donde, hemos ya visto, que los dos homicidas te siguieron después en vano buscándolo hasta la casa de don Juan Vega, cuando Calderón ya estaba en la casa de don Sixto Gerez, que lo curó, según reswta de su importante declaración de fs. 162 vta, Influyó también en st salvación, no sólo la circunstancia de que Battfana llamado por Ayala tuvo que regresar inmediatamente a la cocina para sacrificar a Mayorga, sino que Battilana se engañó al ver caer dos veces al señor Calderón y creyó que iba herido de muerte a caer por ahí, con los dos balazos que le pegó, uno por detrás de ¿a pared y otro cuando
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Año: 1912, CSJN Fallos: 116:324
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