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De esta sentencia apelaron el Procurador Fiscal y el defensor de Mal, y se concedió la apelacion libre.

Ante la Suprema Corte, el Sr. Procurador General espuso que Malin estaba en Estados Unidos cuando sucedió el hecho que motivó el proceso; que el art. SI de la ley nacional penal trata de los efectos que se sustraen clandestinamente de la Aduana sin pagar derechos, y en el caso se habian sacado los efectos con un permiso despachado, y se habían pagado los derechos; que Orfila no habia cometido erímen, porque es calidad de todo crímen, que él sea cometido en perjuicio de la persona, de la propiedad ó del honor de un tercero, y en el caso á nadie se había inferido perjuicio, como la reconocia el mismo Juez, porque Malm estaba autorizado para recibir y administrar los bienes de Sehemmel.

Que lo regular era que Orfila pidiese el cajon á nombre de Malin, como consignatario, y no valerse de una falsificacion para obtenerlo ; pero que debía tenerse presente que ese dependiente no podía perder tiempo, porque Fússlein, que habia falsificado el permiso para apoderarse del cajon, andaba tras de él.

Que no había sinó un solo criminal, y era Fisslein que falsificó la firma de Sehemmel para apoderarse de un cajon, que no le pertenecia.

Y pidió se revocase la sentencia, ordenando que la causa quedase abierta solo contra Fússlein.

El defensor de Malm se adhirió en todo á la vista del Sr. Procurador General, haciendo las mismas conclusiones.

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Año: 1871, CSJN Fallos: 10:403 
Extraido de : https://universojus.com/csjn/tomo-10/pagina-403