manejo del recurso, ilustra sobre el desarrollo de San Rafael (fs.
246/253). En 1921, se organiza una subdivisión de tierras en San .
Pedro del Atuel (Carmensa).
71) Que son igualmente ilustrativos los cuadros que acompana el certificado mencionado a fs. 284/286. En ellos, se puede comprobar que de 1427 ha. cultivadas en San Rafael en 1884, se pasa a 13.030 en 1888, a 16.196 en 1895 y 27.600 en 1908. En 1865, Jas irrigadas con agua del Atuel suman 10.222 ha. Para 1929, los cultivos llegan ya a 70.000 ha. .
Estos datos, o algunos de ellos, son ratificados en el "resumen .
explicativo" de la Comisión de Estudios Hidráulicos de los Ríos Atuel y Salado, del año 1932, elaborado por el Ing. Tapper. Allí se indica que "de unas pocas miles de hectáreas habidas en 1907, se ha pasado a decenas con tanta rapidez que en el año 1930 ya se había llegado a unas 70.000. Para Tapper se había alcanzado el máximo de apro- vechamiento por lo que se aconseja una "científica y racional distribución" (fs. 258/261).
Que el informe del perito en historia, Dr. Combetto, ratifica los datos apuntados por Difrieri y agrega etros. Para 1913, afirma, había empadronadas 97.424 ha. en San Rafael y destaca que en 1903 esta ciudad queda vinculada a la red general de ferrocarriles" (fs. 70, cuerpo XXXIII, ver también fs. 96 cuerpo XIII). Parecían cumplirse así las predicciones del general Roca, que otorgaba al departamento de San Rafael gran importancia futura. 'El Atuel y el Diamante, decía Roca en 1876, "están esperando que venga la mano del hombre a sacar canales de sus flancos, para fecundar cientos de miles de cuadros que se pueden cubrir de viñedos" (fs. 68, cuerpo citado).
Por último, en sus conclusiones Difrieri destaca que "las aguas del Atuel son utilizadas desde fines del siglo pasado para la irrigación en la zona de San Rafael y, más tarde, de General Alvear", que en el año 1924 existen "varias colonias con cultivos sistemáticos que abarcan gran extensión" y que ya con anterioridad a 1948, cuando comenzó a funcionar el sistema de diques, las sangrías eran tan caudalosas que se había alcanzado "él punto crítico señalado ad nauseam por los técnicos". También informa Difrieri que las explotaciones
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Año: 1987, CSJN Fallos: 310:2622
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