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su alrededor y viendo en el suelo el palo con que lo había gol peado, lo tomó y para que no quedaran rastros en el mismo, apoyándolo contra el marco de la puerta, le pegó un golpe con el pie, partiéndolo en dos pedazos que los tiró al fogón que estaba ardiendo. Luego cerró la puerta y se fué hasta una aguada próxima donde limpió su euchullo, y desdo allí se dirigió hasta el cerro Paqui que lo ascendió hasta llegar a su parte más elevada, en donde sacó y revisó la libreta de apuntes y los demás mues de que se había apoderado, constatando con amarga lusión de que no había el acetido dinero.

Entonees los hizo pedazos, incluso los einco billetes de un peso, prendiéndoles fuego. Quemado todo lo substraído, descendió del cerro y regresó a su casa. .

II. Con la partida de defunción de fs. 20, la inspeeción ocular de fs. 5, croquis de fs. 8, reconstrucción de fs. 111 y fotos de fs. 119, 1 y 191. peritaje mbtico de e, 70 E.

esquema de fs. 81, etc., se acredita el cuerpo del delito (Art. 207 y concordantes del C. de Procedimientos).

II. La pieza fundamental de la causa está constituida por la confesión. Vamos a transcribir la parte pertinente de la indagatoria para su mejor examen. Dice así, a fa. 102:

"Que a los ladridos de los perros vió asomarse a la puerta de la casa del Suizo a éste, penetrando un poco en el patio del deelarante, siendo en esa circunstancia en que o dolo más firmemente el perro tostado, levantó del suelo una piedra, que arrojó, E en la mano derecha y saliendo manqueando y aull Que el Suizo que vió este acto, se enojó con el declarante, por cuanto inmediatamente saltó del interior de la habitación armado de un palo y gritándole "no me mate el perro, indio de mierda", y acercándosele le descargó con el palo que esgrimía un golpe dirigido a la cabeza, que el indagado esquivó recibiendo de refilón un golpe en el dorso del brazo izquierdo, qe no contento con esto su contrincante levantó nuevamente qule para pegarle y cuando lo enarbolaba, se lo agarró el Jarante, luchando breves momentos hasta que le pudo sacar dicha arma, quedándose entonces el Suizo, y. momentos a la espectativa, después de lo cual retrocedió hasta la puerta de su habitación amenazándolo de pegarle un tiro de escopeta. Que como el declarante, sabía que el precitado solía tener una escopeta siempre cargada en el interior de su pieza y ante la actitud del referido que estaba muy enojado lo que le dió a presumir que fuere capaz de hacerle fuego, viéndose en inminente peligro de muerte, por cuanto no tenía donde escapar o guarecerse, lo siguió y cuando vió que siempre reculando bajaba el peldaño que da entrada

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Año: 1951, CSJN Fallos: 220:892 
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