- Convenio o promesa que conciertan dos personas para heredarse una a otra, y que beneficia naturalmente tan sólo a la sobreviviente.
Este pacto, condenado actualmente en todas las legislaciones, fué permitido antiguamente y era bastante usual entre cónyuges. No obstante, la Part. V, tít. XI, ley 33, fundándose en que esa aparente armonía encubriera la perfidia, porque podría llevar a uno de los recíprocos sucesores a tramar la muerte del otro, y para no limitar la libertad de testar, prohibió en absoluto esté pacto. Las leyes de Toro ampliaron las restricciones de reciprocidad sucesoria al pacto de dividirse la herencia esperada de determinada persona, pero no cuando recayera sobre persona incierta.
Como el pacto de sucesión mutua constituye un acto ínter vivos e irrevocable, el legislador se muestra riguroso con él, pero no así con respecto al testamento recíproco (v.e.v.), perfectamente revocable por cada uno de los testadores y que llevaría a limitar los poderes de disposición mortis causa; además de que resulta posible para cada uno haber sido instituido heredero por el mismo que uno designa para sucederle. Más aún, sobre todo en el caso de matrimonios bien avenidos y sin hijos, es ejemplo digno de estímulo y prueba de afecto trascendente la institución recíproca, como sucesores, de los esposos, (v. PACTO DE SUCESIÓN FUTURA.)
[Inicio] >>