- Los admitidos por la Iglesia católica como verdaderos y sagrados, dignos de fe en todos sus pasajes, cual inspirados por Dios para revelarle al hombre las verdades fundamentales de su creación, conducta y salvación. La división fundamental es la del Antiguo Testamento o Ley antigua y el Nuevo Testamento o Ley nueva.
Como leyes durante tantos siglos, por su profunda impresión en la mentalidad y en la historia humana, no debe omitirse la mención siquiera de los mismos en este Diccionario.
Al Antiguo Testamento pertenecen los cinco libros de la ley: El Génesis, el Éxodo, el Levítico, los Números y el Deuteronomio.
Siguen los libros históricos Josué, los Jueces, Rut, los cuatro de los Reyes, los dos de los Paralipómenos, los dos de Esdrás, Tobías, Judit, Ester y los dos de los Macabeos.
Los libros sapienciales o morales están integrados por: Job, los Salmos, los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los cantares, Sabiduría y el Eclesiástico.
Los de los profetas los constituyen los de los cuatro mayores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; y los doce menores; Oseas, Jo el, Amos, Abdías, Jonás, MU queas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.
El Nuevo Testamento está integrado por los cuatro Evangelios, de San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan, los Hechos de los apóstoles, catorce epístolas de San Pablo, una de Santiago, dos de San Pedro, tres de San Juan, una de San Judas y el Apocalipsis.
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