gación. En este sentido, resulta de utilidad destacar que tanto en los testimonios de fojas 204/205, 220/221, 222/223, 229/230, 313/314, 616/618, 628/629, 638/639, 678/680 y 721/722, como en los informes de fojas 682/684 y 691/693, se han recabado distintas circunstancias que hacen al estado en quela paciente salió del quirófano, a la responsabilidad y funciones del anestesista en la recuperación de ese proceso, y a las condiciones médico-clínicas que deben existir para que pueda darse por concluido el acto quirúrgico.
Esos aspectos fueron también metivo de debate (ver acta de fojas 1333/1376 y, especialmente los testimonios de Liliana del Valle Arias —fs. 1339 vta/1340— Rubén Horacio Manzi —fs. 1343 vta.— José IgnacioMacedo fs. 1345— Rubén Carlos Jalil —fs. 1346- Manuel A. Matheu Cámara —1354 vta.— Jorge Felix Chayep —fs. 1356 y vta.— René Alberto Vergara —fs. 1357 vta.— Luisa Genoveva Veliz —fs. 1359- Raúl Mario Biava-—fs. 1361 y vta- Lila Gladys Marín de Villegas fs. 1364— y Juan Carlos Tapia —fs. 1365 vta. y 1366-).
En esa misma línea de pensamiento, sólo resta agregar que tanto en el auto de procesamiento (fs. 729/747), como en su confirmación por la cámara (fs. 806/814) y en el requerimiento de elevación ajuicio 821/839), se abordaron cuestiones referidas al post operatorio y ala recuperación delos signos vitales de la occisa, que luego dieron fundamento a la condena.
Tampoco puede pasarse por alto que la defensa de Díaz ejerció en todo momento sus derechos teniendo en vista la actividad desarrollada antes, durante y después de la operación, así como también el reproche querespecto de esa actividad sele formuló. Ello se puede apreciar con toda caridad en su indagatoria de fojas 430/432 y en los argumentos que se esbozaron ante el superior al recurrir el auto de procesamiento (vid. fs. 790/791), en donde se hicieron puntuales referencias ala responsabilidad de aquél tanto en la culminación de la cirugía, como en el control de los signos vitales e, incluso, en su paso por la sala de recuperación.
Estos extremos adquieren relevancia, pues también permiten demostrar que no ha existido violación al principio de congruencia en tanto que, a partir de ellos, es posible concluir que el recurrente tuvo amplias oportunidades de ser oído, alegar y probar sobre su actividad en cada uno de los diferentes instantes que comprendieron al hecho
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Año: 2005, CSJN Fallos: 328:2737
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