DE JUSTICIA DE LA NACION 83.
haber tenido puesto "a noche del suceso, y dentro de una balija un par de botmes, aquéllos y éstos manchados de sangre (fs. 46).
Que Antonia G. de Iparraguirre que se alojaba con un — niño de pecho en una habitación separada de la de los chinos, por un doble tabique de madera, se despertó como a las once y media de la noche del 6 de Diciembre, por fuertes voces que partian de esta última habitación, oyendo al mismo tiempo ruidos y en seguida unos gritos parecidos a los de un perro o validos (fs. 29 a 30).
Marta D. de Trompetti, que se alojaba en otra habitación próxima acompañada de dos hijos, a la hora mencionada, se levantó también por ruidos fuertes y gritos que oyó en las habitaciones del hotel, y saliendo afuera, se cercioró que ellos se producian en la de dos chinos que discutian a gritos, oyendo también desde la suya a la que penetró, "gritos que no parecian de persona sino de algún animal extraño a quien mataran", por lo que se resolvió a avisar a José M. Pérez, dueño del hote!, habiendo tenido que pasar por delante de la puerta de los chinos, de la que salia °uz por una endija, momento ese en que por el ruido de sus pasos, cesaron aquellos ruidos (fs. 28).
Rennidos después las dos testigos y Pérez, notaron que reinaba en dicha pieza sin luz absoluto silencio (fs. 27 vta. y 26). Marta, agrega, que hacia las cuatro de 'a mañana del 7 de Diciembre oyó de nuevo fuertes gritos que no pudo distinguir si eran de una o más personas, ni si eran de discusión o de llanto (fojas 29) y la otra testigo agrega también, que despertó a esa hora, por "voces continuas como quien habla fuerte y muy ligero, sin poler determinar si eran dos o más personas las que asi hablaban" Cfs. 31).
Que a estos testimonios se une cel del mismo Pérez en cuanto dice que e! menor de los dos chinos (e! procesado), a las siete de la mañana se presentó en el comedor y tomó café con leche, sin haberle notado nada que llamara da atención, a no ser la circunstancia de que no lo acompañara el otro, como de costumbre, y que habiéndose ido después al puerto encontró a aquel chino que le preguntó por apor, en señas, pies que
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Año: 1915, CSJN Fallos: 122:343
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