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Fallos: 213:14 de la CSJN Argentina - Año: 1949

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y da a cuantos se ajustan a ella la virtud de medir con justicia; a a la luz de ella ha de manifestársenos la suprema finalidad del ordenamiento legal cuya aplicación nos ha sido eonfiada, y que en la justicia de Dios, hija de Su misericordia, esto es, de Su amor a los hombres, está el modelo hacia el que se ha de levantar la nuestra, Todo esto quiere decir la subordinación a que acabo de referirme, Viniendo de esa Fuente tiene la justicia humana virtud reparadora, porque comienza Dr hacerle al hombre la justicia de no olvidar los dos signos su filiación : la espiritualidad de su naturaleza y la inmortalidad de su destino, y no cae sobre él como un rigor inmisericorde, sólo impuesto por "el orden" y "la seguridad", deidades sin alma cuando no están en relación de dependencia ostensible, viviente y entrañable con el destino supremo de quien ha de sometérseles.

Si el acto judicial tiene que comunicar, como dijim ., con la razón primera de las leyes, que es el bien común, consistente en un ordenamiento de la sociedad que corresponda a la naturaleza y el destino del hombre y lo levante hacia él, pues la existencia humana está insuperablemente condicionada por la comunidad en que transcurre, no existe la posibilidad de que el juez quede ajeno a estos extremos decisivos. Se lo proponga 0 no también se está decidiendo en sus sentencias. Ello podría pasarle desapercibido en tiempos de estabilidad y de unidad espiritual ; pero nuestro tiempo no es de esos.

Cuando en medio de un entenebrecido desconcierto se destaca con tanta claridad y con inconfundible entonación de voz de orden la exclamación de Prometeo: odio a todos los dioses, "el apóstrofe —son palabras de Marz, reveladoras del corazón de su doctrina y el signo de su bandera—, que se dirigirá siempre contra todos los dioses del cielo y de la tierra qe no reconocen a la conciencia himana como la más alta ivinidad", es deber de los jueces detener la reflexión en el apóstrofe constitucional con el que Dios es invocado como fuente de toda justicia, pues corresponderá o no nuestra justicia al alma y el destino de la Patria, a la dignidad de nuestros semejantes sometidos a su imperio y a la majestad de su misión según beba o no en las aguas vivas de esa fuente.

Si bebe en ellas obrará la paz.

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Año: 1949, CSJN Fallos: 213:14 
Extraido de : https://universojus.com/csjn/tomo-213/pagina-14

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