- La verdadera ley, al menos en sentido estricto; la que, como su mismo nombre indica, está escrita en un documento, que hoy día es el papel; pero que en otros tiempos ha sido el pergamino, el papiro e incluso la piedra, como el Decálogo en la descripción bíblica (Éxodo, xxrv, 12). En este sentido, se opone a la costumbre, que puede no obstante ser recopilada. En tal caso, si lo es por orden de autoridad o se le reconoce por ésta vigencia, no tiene de costumbre sino el nombre; como ocurre, entre otros casos, con los Usatges de Cataluña, ley y código verdadero.
Además, las modernas leyes escritas, para regir, han de ser promulgadas; y ello significa que han de ser impresas, pues se entienden promulgadas cuando aparecen en la Gaceta o Diario Oficial del respectivo país. (v. LEY NO ESCRITA.) (243.)
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