- Se realiza con este objeto o con otro que pueda confundir a gente poco entendida. El primero de los timadores complicados entra en un comercio a comprar algo de poco valor y lo paga; tras ello ruega al vendedor que le tenga un, momento un cuadro, mientras va a hacer un encargo cerca. Apenas sale, entra el socio del primero que o ve el cuadro expuesto o lo descubre por casualidad cerca del mostrador, y pregunta si se vende, a lo cual contesta el comerciante que no, por las circunstancias conocidas. Entonces el visitante se muestra muy interesado, por advertir que se trata de una obra de gran mérito, y sin duda valiosa. Finalmente, este gancho deja una tarjeta con sus señas y la indicación del precio que pagaría por la obra. Entonces, el comerciante, presintiendo un negocio, y ocultando la visita, propone al primer timador, cuando vuelve a buscar el cuadro, que se lo venda, pues le ha gustado. Sigue cierta oposición, por ser "en efecto una obra de mucho mérito y de especial afecto familiar", que lleva al comerciante a subir algo más, seguro siempre de la diferencia con lo ofrecido por el gancho. Concertada por fin la operación, el primer timador se retira con el dinero que ha podido sacar por un cuadro sin valor. Posteriormente, cuando el comprador se lo quiere remitir a quien le dejó la tarjeta, descubre que era una falsa dirección y todo el engaño de que ha sido víctima en su afán de lucrarse.
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