- Período de cien años consecutivos. Cada una de las centurias que se computan a partir de una era determinada. La predominante en la actualidad es la era cristiana, y según el calendario gregoriano (v.e.v.).
Por incomprensible aberración de algunos, renovada en los finales y principios de siglo, ha de aclararse que comienzan éstos con el número 1 y terminan con 100 y sus múltiplos. Así, el siglo xix comenzó el 1"? de enero de 1801 y acabó el 31 de diciembre de 1900; de manera análoga, el siglo xx se extiende desde el 19 de enero de 1901 al 31 de diciembre del 2000, si para entonces no hay reformas. Los años finales de siglo, aun múltiplos forzosos de cuatro, no siempre son bisiestos; sino cuando, a su vez, la centuria es múltiplo de esa cifra: como el año 1600 y el 2000.
En la vida humana, el siglo posee el significado de su límite casi seguro; pues sólo por "milagro" o prodigio de suerte y salud franquean ese término algunos entre millones. La misma emoción de retornar cada- cien años las cifras finales de un acontecimiento lleva a las conmemoraciones, obligadas o habituales en los centenarios del nacimiento y de la muerte de los personajes más notables y por los hechos más gloriosos para cada país.
En el campo de las relaciones estrictamente jurídicas, el siglo posee también un sentido de perpetuidad, cierto temor a la eternidad, que ha servido, sobre todo en el siglo xix, para fijar como término máximo de las concesiones ferroviarias y de otros servicios u obras públicas el lapso de 99 años, con reversión total entonces a favor del concesionario y caducidad de la concesión.
Esa misma prevención secular, como superprescripción no definida en parte alguna, ha determinado en ciertos contratos o derechos reales la fijación de un término inmediatamente inferior al siglo; como en el arrendamiento enfitéutico (v.e.v.).
Siglo, con mayor indeterminación, expresa un lapso considerable de tiempo, a veces con notable exageración; como un trámite que dura un siglo.. Además, califica, sin medir con exactitud los años, ia época en que predominan ciertas ideas o pueblos, el de un poderoso invento o una práctica universalmen- e extendida. | | Finalmente, el comercio o relación social, lo mundanal y terreno; y más aún, como contraste con el retiro de la vida, con el recogimiento reflexivo y con la callada profesión religiosa en el claustro conventual.
Por el siglo de mi padre o de mi madre: atenuado juramento, invocación de uno de los progenitores o de persona de especialísimo afecto y veneración, por cuya memoria se asevera y sostiene la verdad de lo que se dice o la promesa de lo que se ofrece.
Por los siglos de los siglos: este lapso mínimo de 10.000 años, que no todos le calculan a la humanidad, sirve de expresión simbólica para referirse a la eternidad; y, muy rebajado el concepto, a la duración superior a los deseos o a la paciencia, o a la que jactanciosa proclama la virulencia de un odio o la persistencia de pasión con signo contrario.
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