- Por regla general no puede originarse sino en las repúblicas, aunque no han faltado monarquías donde ocasionalmente o por sistema se haya recurrido a la elección del monarca. Por de pronto, ha de recordarse que el emperador del antiguo Imperio Alemán era designado por ciertos príncipes electores. En España fué elegido rey de Aragón, como resultado del Compromiso de Caspe, Fernando el de Antequera. Hoy mismo, en que también es soberano temporal, el Papa es designado jefe del Estado del Vaticano por elección de los cardenales.
En la Argentina, el presidente de la República y el vicepresidente eran elegidos, según la Const. de 1949, directamente por el pueblo y a simple pluralidad de sufragios, "formando con este fin las provincias, Capital Federal y territorios nacionales, un distrito único. La elección deberá efectuarse tres meses antes de terminar el período del presidente en ejercicio" (art. 82). En la Const. renovada, la de 1853, el sistema electoral para este fin es de los denominados de segundo grado; porque el pueblo designa a los compromisarios, que a su vez proceden a elegir en definitiva al jefe de Estado.
En España, la elección de presidente de la República, salvo el primero, que por excepción contenida en la primera de las disposiciones transitorias de la Const. fué elegido por las propias Cortes Constituyentes en votación secreta, y por mayoría absoluta de votos (que en la práctica resultó casi la unanimidad), era designado por una asamblea mixta, que integraban los diputados en ejercicio y un número de compromisarios, idéntico al de diputados, también elegidos por sufragio universal, igual, directo y secreto (art. 68).
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