vantó Mauricio y fué con él por la murada del barco hasta ponerse en el borde de la bodega ; que cuando Bronzi quiso levan= tarse para darlelos fósforos, el declarante, que aún estaba en la chata, oyó y vió que Mauricio le dió un golpe sin saber con qué porque la noche estaba muy obscura; instantáneamente sintió un ruido como si hubiera dado con la cabeza ú las manos en el borde de la e boca de escotilla »; que ú esto el declarante saltó de la chata y se echó á correr por la vía del ferrocarril, que está próxima, y como á la cuadra y media, más ó menos, se paró, miró hácia atrás con el fin de ver si venía 6 no Mauricio; que como á los 5 minutos vió á éste que corría en su direccion por lar-:sma vía; que al llegar donde el declarante estaba le dijo: e por qué había disparado », ú lo que el declarante nada contestó, disparó de nuevo como media cuadra, volviéndose á parar en vista de que Mauricio lo seguía muy de cerca; que una vez parados el deciarante le dijo á Mauricio: e ¿qué te has puesto á hacer?», rontestándole éste. «Oh, no tengas miedo, agregando, vamos ahora para el almacen y así lo hicieron, compraron la botella de caña, y de allí fueron á casa del declarante, á donde llegaron como á las 11 pasado meridiano; que recien supo que la embarcacion de Bronzi, estaba en el lugar en que se cometió el cerímen, la noche que fué con Mauricio, quien lo llevó hasta la misma lancha á la cual estaba amarrada él barco de aquel, suponiendo que cuando Mauricio fué ese día á dar agua ú los caballos vería la embarcacion de Bronzi y cree que el día mencionado seles dió agua más tarde por cuanto estuvieron en el carro hasta el anochecer; que el domingo 10 el declarante no ¡legó hasta las carreras, pues ese día estuvo en la placita, frente á la estacion francesa, donde se encontró con Isidro Rios y Pedro Mendoza, londe estuvieron hasta la entrada del sol y de allíse retiraron hácia el puerto, encontrándose el declarante con su vecino Domingo Mendez, quien lo levó en ancas hasta su casa ; que él tenía en su casa la manta de Martiniano Franco, porque la recibió empeñada de manos de
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Año: 1898, CSJN Fallos: 72:222
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