- El que tiende a quebrantar, por hechos ilícitos, el orden jurídico y social establecido, atentando contra la seguridad del Estado; contra los poderes y autoridades del mismo o contra la Constitución o principios del régimen imperante.
El delito político pretende variar la forma de gobierno (república por monarquía o viceversa), el gobierno mismo (el legal por uno de fuerza, o uno de hecho por otro también violento) o el régimen económico de la sociedad (burgués por socialista o a la inversa), empleando en todo caso medios no admitidos por el orden legal o establecido.
La diferencia entre delitos políticos y comunes se torna a veces muy difícil; como, en las rebeliones o revoluciones, cuando se trata de determinar qué víctimas y qué daños son "necesarios" y cuáles fruto de excesos y abusos totalmente caprichosos, de venganza o perversidad.
En cuanto al delincuente político, el trato ha evolucionado mucho del siglo xix al xx, al menos cuando no se aplica la pena de muerte. En la centuria pasada, con idea caballeresca del propósito y la generosidad ante el vencido, el delincuente político era objeto de consideración penitenciaria, sin que padeciera rigores ni afrentas, (v. CAMPO DE CONCENTRACIÓN.)
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➥ Se conocieron las condenas por la sedición policial de diciembre de 2013
➥ Condenaron por abuso sexual agravado a quien decía tener poderes sobrenaturales para llevar a cabo su cometido
➥ Rechazaron el amparo para evitar espectáculos de jineteada y doma entendiendo que no representan crueldad equina
➥ El Jurado de Enjuiciamiento absolvió al juez cuya secretaria le había imputado acoso sexual