- En los procedimientos modernos de investigación de la verdad, pese al silencio, evasivas o falsedad de los declarantes, mediante aparatos registradores (v.e.v.) de las inevitables reacciones psicológicas que la violencia de m^íir o de ocultar la verdad producen en el agente sometido a la vez a interrogatorio y experiencia, se utilizan cuestionarios o relaciones de palabras cuidadosamente elegidas para apreciar el pensamiento y la sinceridad que se tratan de descubrir. Cada una de ellas constituye en realidad una pregunta dirigida al declarante ($ea sospechoso o testigo), y permite registrar las variaciones sanguíneas, respiraciones o de índole análoga al mencionar cada una de estas palabras, o bien cada una de ellas exige del interrogado que pronuncie con libertad cualquier otro vocablo, a fin de sorprenderlo en alguna asociación inconsciente o irreprimible que revele su culpa o su insinceridad.
Así, al acusado de robo, cuando las pruebas no son concluyentes, se le mencionan, hábilmente combinadas, series de palabras indiferentes (por ejemplo, estrella, libro, piedad, etc.) y otras cuantas que tengan relación con la hipótesis que acerca del hecho posea el interrogador; por ejemplo, balcón o ventana, si el robo ha sido con fractura de uno u otra; cartera, si de ella ha sido despojado algún pasajero en un vehículo, etc. . Para llegar a conclusiones u obtener pistas, se miden por segundos o por fracciones menores la diferencia que se produce entre la palabra-pregunta, que dirije el juez u otro encargado de las diligencias, y la palabra-respuesta (v.e.v.), la que se le exige pronunciar al sospechoso (pues el silencio integra en estas ocasiones indicio sumamente desfavorable). Se estima que ante las palabras comprometedoras del interrogador, el mentiroso o complicado en la infracción se toma más tiempo para meditar, a fin de alejar las sospechas o eludir los inconvenientes; lo cual constituye un principio de prueba sumamente interesante, aunque no siempre concluyente. Por otra parte, en sujetos de escaso dominio de sí mismos, y sobre todo sorprendidos en el interrogatorio, surge a veces una asociación ir reprimida que delata al sujeto; por ejemplo, ante la palabra- pregunta "cartera", puede contestar "tranvía" el carterista que en este vehículo la ha robado, por tener presente la escena que le obsesiona y trata de ocultar, aunque torpemente.
Se trata, pues, de provocar asociaciones comprobatorias de sospechas o que proporcionen nuevas pistas o elementos de juicio en la investigación criminal, (v. DETECTOR DE MENTIRAS.)
[Inicio] >>