- Nombre genérico de las diversas pruebas medioevales con que los acusados pretendían demostrar su inocencia saliendo indemnes de un combate, del contacto con el fuego o del agua caliente en que introducían alguna parte de su cuerpo. Se conocen también como Juicios de Dios (v.e.v.), por fundarse en la creencia de que él no podía menos de favorecer al inocente y. de que estaría siempre pronto a alterar las leyes naturales para gloria suya y triunfo de la justicia. Este milagro exigido, que envolvía un servicio obligatorio de la divinidad, cayó en total descrédito luego de su auge en los tiempos caballerescos, de las leyendas y de la confianza en lo extraordinario.
La prueba del fuego estaba reservada, como más fácil, a los nobles y a los sacerdotes. Él acusado, luego de tres días de ayuno, recibía la comunión y juraba por su inocencia. A continuación tomaba con la mano una barra de hierro candente; envolvíasela después la mano, con el hierro al rojo, en un saco sellado por los jueces por la parte contraria. Si al cabo de tres días no presentaba señal alguna de quemadura, se le declaraba inocente.
El procedimiento del agua caliente, similar / al anterior en la preparación, consistía en introducir la mano en agua hirviendo, para sacar de un cubo un anillo bendito, a mayor o menor profundidad.
En el combate, por lo general a caballo, el que mataba, hería o derribaba a su adversario, le obligaba a huir o conseguía que se rindiera, era tenido por inocente si se trataba del acusado; y por culpable éste cuando sufría alguno de esos males por mano e impulso de su acusador, (v. DUELO.)
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