- En cuanto modo de mirar, la observación de la del sospechoso, especialmente en los primeros momentos de su detención e interrogatorio, constituye uno de los indicios psicológicos de máxima utilidad. La emoción reflejada en ella, el soslayarla, el clavarla fijamente en un objeto o en el suelo, su movilidad inquieta, son síntomas que conducen a pensar que algo oculta el interrogado o que se siente incómodo en la situación. No obstante, el aturdimiento del inocente o coincidencias acusadoras puedan crear turbación engañosa: además de la serenidad que por hábito o cinismo suelen traslucir los delincuentes experimentados.
De todos modos, diligencias como la de conducir a los sospechosos ante el cuerpo del delito (por ejemplo SU asistencia a la autopsia), pretenden utilizar la reacción visual del acusado. En este sentido, Kxetschmer ha dicho que la mirada y el semblante son la tarjeta de visita del estado de ánimo; por cuanto constituyen un extracto de los principio» anatómicos estructurales, un comprimido de las impreeiones neuroquímicas.
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