- Fórmula política, ensayada vanamente desde el siglo xix, sobre todo luego del fracaso imperialista de Napoleón, a fin de asegurar la paz en Europa apoyándose en dos grandes grupos o tendencias de naciones, que por su cohesión y poderío se hagan temer y respetar reciprocamente. Entre tales bloques se aspira a que oficie de contrapeso, capaz de desnivelar el equilibrio frente al agresor, una potencia neutral, papel al que siempre ha aspirado Inglaterra, como oculta supremacía.
La ascensión del poderío militar prusiano, luego de su victoria sobre Austria en Sadowa (1866) ; su refuerzo tras el choque de Sedán entre el Segundo Imperio francés que sucumbe y el Segundo alemán, naciente entonces; la rivalidad sentimental y de fronteras entre Francia y Alemania, y la de mercados, colonias y escuadras entre germanos e ingleses, ensombrecieron a fines del siglo xix las perspectivas de un auténtico equilibrio europeo, y determinó la formación de dos alianzas triples: la austro-germano- italiana y la franco-anglo-rusa, hostiles hasta el grado de suscitar la terrible catástrofe de 1914 por el simple episodio de Sarajevo.
Dominada, tras sacrificios inmensos, la agresividad germánica, al firmarse el Tratado de Versalles, reapareció la idea del equilibrio europeo, por el desarme de los agresores y el sentido jurídico y tolerante en extremo de los vencedores. Ello fué funesto: luego de un paréntesis de exageradas lamentaciones por parte de los vencidos y de su rearme, primero clandestino y después insolente, se produjo el nuevo y peor desequilibrio de lp. Segunda guerra mundial (1939-1945). Su desenlace no ha significado que se haya aplacado la rivalidad continental en Europa; pues la fuente de la intranquilidad se ha corrido mucho más al Este, hacia la hermética y fanática Rusia.
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