- La potentísima fuerza radiactiva producida por la desintegración de los átomos. Este empeño, considerado casi irrealizable hasta nuestro siglo, ha sido plenamente logrado, por el acicate de la guerra, y luego de intensos trabajos a través de un cuarto de siglo, hacia 1942 ó 1943. Descubierta y realizada la fórmula, mediante la fisión del uranio, y luego de conseguir la rendición del Japón en dos días (del 6 al 8 de agosto de 1945), tras casi cuatro años de indecisa lucha, se comprobó el enorme peligro y las inmensas posibilidades que la energía atómica suscitaba. Por ello, los propios descubridores se preocuparon inmediatamente de su fiscalización o "control". A tal efecto, las Naciones Unidas crearon una Comisión de Energía Atómica en "enero de 1946, ineficaz por de pronto; pero significativa en cuanto al sentido de responsabilidad de sus creadores.
La energía atómica, en su imprevisible desarrollo todavía, de no aniquilar fulminante, en ensayos inexpertos, o en la más suicida y criminal de las agresiones, la vida entera del planeta, puede originar una incalculable revolución industrial, con sus inevitables repercusiones en la propiedad, en los sistemas políticos y en todo el mundo del Derecho.
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