- La publicada, por León XIII en 1891, cuando el socialismo iba adquiriendo influjo considerable en las masas trabajadoras y en el pensamiento de muchos esclarecidos intelectuales, además de constituir ya poderosa. fuerza política en la Alemania del autoritario Bismarck. La Iglesia, sorprendiendo hábilmente a muchos de sus adeptos más reaccionarios, admitió en principio, con esta encíclica, lo fundado de las aspiraciones de los trabajadores, dejando para siempre de lado la estrecha interpretación que se escudaba en la eternidad de ricos y pobres, cual inexorable decreto divino. Entre otras manifestaciones para entonces revolucionarias, León XIII se pronun-, ciaba por el derecho de asociación obrera, la limitación de la jornada de trabajo y otras medidas favorables para la salud y los intereses de las clases laboriosas.
Para recordar tal actitud, y para confirmarla en época de confusión internacional, y social a la vez, el Papa Pío XI, publicó otra encíclica, la Quadra- gessimo anno que, a los 40 años de la anterior, no sólo reiteraba la libertad de asociación, sino que tendía sobre. el corporativismo hipócrita y jactancioso, que imperaba entonces enItalia, la condena tácita de volverse nostálgico hacia los gremios medioevales, que combinaban la solidaridad y convivencia del trabajo con elevado espíritu de hermandad y religión. Juan XXIII en 1961 ha reiterado y ampliado esa actitud en la encíclica "Mater et magistra".
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