- La solemne declaración hecha por el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, J. Monroe, en mensaje dirigido al Congreso, con motivo de la cuestión de límites entre Rusia, Inglaterra y los propios Estados Unidos, en la cual se -«manifestaba en síntesis: "La ocasión es propicia )afirmaba Monroe) para proclamar como un principio vital de los derechos e intereses de los Estados Unidos que los países del continente americano, por la libertad e independencia que han alcanzado, no pueden considerarse ya como propios para la colonización europea" y que "debe considerarse lesiva a la seguridad de los Estados Unidos cualquiera de las tentativas do los Estados europeos para ensanchar su dominio en una porción de nuestro hemisferio; pues si bien no hemos intervenido ni intervendremos jamás en las colonias que aquellos Estados poseen en territorio americano, con respecto a las que han manifestado ya su independencia, hemos resuelto que toda medida encaminada a oprimirlos, o a contrariar de un modo u otro su libre destino, será considerada como acto de hostilidad hacia los Estados Unidos".
La controversia quedó proclamada por él mismo en los siguientes términos: "Nuestra primera máxima debe ser la de no mezclarnos jamás en las querellas de Europa; y nuestra segunda, la de no permitir que ella intervenga en nuestras cuestiones cis- atlánticas".
La Doctrina de Monroe se resume en la conocida expresión: "América para los americanos", para interpretación de la cual resulta conveniente el recuerdo de que, en la patria de Monroe, por americanos se entiende norteamericanos, anglicismo que incautamente se repite en muchos pueblos de habla hispana.
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