- Comercio sexual por precio. Corrupción o deshonra de la mujer. Degradación de cualquier índole.
En el primero de los significados, y con referencia casi exclusiva a la mujer, ya que la prostitución ejercida directamente por el hombre (?) es mucho menos frecuente, constituye institución antiquísima, que sobrevive a todos los intentos de desarraigo, afirmando así su condición de casi consubstancial con la humanidad; al punto de que no pocos teólogos argumentan por su tolerancia. En este orden de. ideas Eseriche entiende que lax prostitución es sin duda un mal; pero un mal menos grave que el adulterio, que el rapto, que la fuerza, y que la-seducción. que ella evita; y pues que es un mal inevitable y aun conveniente para evitar otros mayores, el legislador, en vez de prohibirla y castigarla inútilmente, debería aplicarse a buscar medidas que minorasen el mal. Esto es lo que se ha querido lograr en algunos grandes pueblos con el establecimiento de casas de prostitución o lupanares bajo ciertas reglas; y en otros no se permite ejercer esta miserable profesión sino a las mujeres que han hecho inscribir sus nombres en una matrícula, la cual sirve a la policía para no perderlas de vista, y cuidar sobre todo de que no se propague aquel mal funesto que ataca a la población en su fuente, y es ordinariamente fruto amargo de la prostitución. En otras partes, la profesión de mujer pública se ejerce libremente.
Las discusiones acerca de su admisión, tolerancia o prohibición, se mantienen vivas «en casi todos los países. Como resultado, Serra Moret expone que de las 51 naciones principales del mundo, en 18 países este comercio está autorizado y reglamentado oficialmente, con sumisión a inspecciones sanitarias y a vigilancia de la policía, mientras en otros 33 países, considerado este trato como inmoral e intolerable, se confina en la práctica clandestina. El mayor de los males de este segundo sistema consiste en que desconcentra la inmoralidad, ya que los impulsos masculinos buscan cualquier derrotero; y rf sulla por demás triste el espectáculo de países p* ohibi- cionistas en que dos terceras partes de las "i»ovias" se tornan amantes, con un improbable acceso ya al matrimonio, o celebración de éste en condiciones de pobreza moral para la ulterior familia.
No todo comercio carnal por precio es prostitución; ya que ésta requiere promiscuidad y entrega fácil a cualquier requirente de la que comercia con su cuerpo.
Además, no sólo es prostitución el acceso carnal comercializado, sino también otra serie de prácticas, generalmente degeneraciones perversas, de carácter sensual y por lucro también.
En la esfera civil, la propuesta del marido paia prostituir a la mujer ó a las hijas, y la connivencia en la prostitución facilitada por el ascendiente, permite a la mujer pedir el divorcio; y también al marido, cuanda sea la consorte la que favorezca la corrupción filial (art. 105 ¿el Cód. Civ. esp.). Son incapaces para suceder los padres que prostituyan a sus hijas (art. 756). Cabe desheredar a la hija o nieta por entregarse a la prostitución (art. 853). Aunque el legislador se resista a consignarlo, por la violencia que mencionarlo significa, resulta indudable que cabe también desheredar a la madre o abuela por esta misma causa, ya que ello les privaría del ejercicio de la patria potestad o de la tutela en su caso.
En algunos países orientales, y particularmente en el Japón, por su especial idiosincrasia, la prostitución no tiene carácter deshonroso como en la mayoría de los países occidentales; al grado de btfbér sido usual que muchas jóvenes consiguieran con este comercio la formación de su dote pata el matrimonio, en el cual se comportaban ulteriormente como buenas y fieles esposas.
Para los aspectos penales y complementarios de esta voz, v. CORRUPCIÓN, LENOCINIO, PROSTITUTA, PROXENETISMO, TRATA DE BLANCAS.
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