Definición de PARO FORZOSO


    Situación de un trabajador o, con mayor frecuencia, de una gran masa de ellos en igual localidad o país, y en un oficio y profesión o en varios, caracterizada por encontrarse sin ocupación, y por causa no imputable a ellos, quienes habitualmente viven de su trabajo; fenómeno debido al exceso de mano de obra, que torna imposible, momentáneamente al menos, obtener colocación remunerada con medios suficientes para subsistir. Para hablar propiamente de paro forzoso se requiere que el trabajador esté involuntariamente inactivo (lo cual excluye al rico ocioso, al vago, a los profesionales del vicio o del delito), en condiciones de prestar sus servicios y que la causa de tal situación provenga precisamente de no encontrar trabajo.
    El paro o desocupación de los trabajadores constituye uno de los problemas más graves planteados en la organización del trabajo y de más difícil resolución, por depender de factores que penetran en toda la escala económica, al mismo tiempo que presentan aspectos fisiológicos y psicológicos. Política y socialmente, el paro forzoso constituye una acusación implacable contra el régimen instituido que no es capaz de crear condiciones laborales y de subsistencia debidamente remunerada para una masa de ciudadanos, que ha de costear como ociosa en lugar de estructurar, aun excepcionalmente, en planes de intensificación productiva.
    En las consideraciones ulteriores, el paro forzoso, dentro de sus diferentes dimensiones, se abordará en el sentido que señala Bry, no cual paro voluntario, individual o colectivo, como la huelga; ni tampoco como paro involuntario causado por accidente, enfermedad o vejez. La idea se limita al paro forzoso o temporal, o al paro anormal, o imprevisto, cuando el trabajador está sano y puede trabajar. El paro resultante de hábitos de pereza o de un desprecio injustificado de ciertos trabajos, el derivado de la imposibilidad en que se encuentran muchas personas de encontrar trabajo por razón de salud, edad o ineptitud, no constituye, a nuestro juicio, el auténtico paro obrero; éste se reduce al debido a una superabundancia de los trabajadores asalariados en relación con los empleos ofrecidos por las diversas profesiones.
    Aun habiendo alcanzado su mayor gravedad en la época moderna las crisis de trabajo, y la desocupación laboral como consecuencia, constituyen males antiquísimos de la humanidad. Y así se cita que en Atenas, bajo la dirección de Pericles, se dedicaron a importantes obras públicas los obreros que se encontraban sin trabajo, que es precisamente uno de los jecursos que los actuales gobiernos emplean para aliviar la desocupación. Esa misma medida se reiteró en Francia por ordenanzas de 1545, 1685 y 1709, que dispusieron el reclutamiento de los pordioseros para las obras públicas por cuenta del Estado.
    El fenómeno se agudiza con la Revolución industrial (v.e.v.), al multiplicarse extraordinariamente la mano de obra asalariada, surgir la competencia entre trabajadores y prescindir a su antojo y conveniencia los empresarios de los operarios sobrantes. Entre las fórmulas ideadas por el siglo xix como paliativo del paro forzoso, cabe citar el ensayo de los Talleres Nacionales en Francia, que constituyó un gran fracaso, y la creación de un subsidio para socorrer a los parados, ya en tiempos de Luis Felipe.
    Los caracteres trágicos del paro forzoso señalan su punto critico entre ambas guerras mundiales; y ello, como causas principales, debido a las siguientes: a) el licénciamiento de millones de ex combatientes, que la industria y la agricultura no pudieron absorber de modo inmediato, o que se mostraban por demás exigentes o reacios para reanudar las tareas manuales; 6) la irrupción de la mujer en las industrias, a causa precisamente de la Primera guerra mundial, para suplir la mano de obra masculina, movilizada en los ejércitos combatientes; c) el nacionalismo económico, con su enemiga declarada a los trabajadores extranjeros, numerosísimos y ya arraigados en diferentes países; d) la elevación de los salarios, que condujo a las empresas a escatimar la mano de obra.
    La intervención del Estado en el paro forzoso la justifica Posada por estas razones: 1* por el peligro social que entraña la más angustiosa de las situaciones, ya que la falta de trabajo equivale al hambre y a la desesperación para las clases necesitadas; 2" por no ser excepcional la situación del desocupado involuntario, pues las estadísticas revelan en todos los países, aun renovadas sus filas, verdaderos ejércitos de parados, onerosísima carga social; 3* por ser el paro resultado de causas sociales. Además, por el potencial económico de que el Estado se priva al no movilizar plenamente las fuerzas laborales disponibles, por el desequilibrio económico que se produce y el rencor acrecido en la lucha de clases.
    Entre las teorías sustentadas para establecer las causas del paro forzoso se encuentran las que lo atribuyen a crisis de orden monetario, sobre todo por abundancia de dinero; otras se fundan en la super- capitalización, en el exceso de producción, en el avance de la técnica. Todas ellas parecen razonables en parte, por la multitud de orígenes que cabe atribuirle al paro; como siniestros, plagas, perfeccionamientos de máquinas, cambios de herramientas, traslados de industrias, fluctuaciones de precios, irregularidades de la producción, inmigración de trabajadores extranjeros, transformación de vías de comunicación, elevación de tarifas en los transportes, encarecimiento de la mano de obra por efecto de regulaciones económicas, etc.
    Por su calidad se citan las causas indicadas por el Consejo de Administración de la O.I.T., en su resolución de 1931, una de las épocas más difíciles al respecto: a) la superproducción agrícola, que no halla la correspondiente demanda, reduce las ventas y el poder de compra de los productos agrícolas por las poblaciones rurales; b) la falta o correlación entre la producción de determinados artículos industriales y las posibilidades de absorción de los mismos por el mercado; c) la baja general de los precios mundiales en relación a la cantidad de oro disponible; d) la falta de confianza por la desigual repartición del oro y la imperfecta circulación de los capitales, que restringen la concesión de eréd tos; e) la caída del precio de la plata, que disminuye el poder de compra de las naciones cuya moneda se basa en este metal; /) el nivel elevado del costo de la producción en algunos países, debido a razones físicas, geográficas y Qtras; g) la perturbación del comercio internacional por la. aparición de nuevos centros de producción y por la imposición de trabas artificiales de intercambio, agravadas con los problema® emanados de las deudas. públicas; h) los obstáculos que encuentra el ajuste de los movimientos demográficos en detrimento de la explotación de los recursos del globo; i) las perturbaciones en el mercado del trabajo por el desarrollo demasiado rápido del maqumismo y de^la racionalización. La combinación de todos los elementos y* causas expresadas integra el total valorable que produce el desempleo; pero es preciso, además, añadir otro hecho no anotado: el desconcierto producido por el armamentismo mundial que desorganizó las bases económicas sobre las cuales se asentaba la mutua convivencia de todos los pueblos.
    Como clases de paro se mencionan: el cíclico, de estación o temporada, por la menor actividad que se registra durante los inviernos en la agricultura y en los meses finales de estación en el comercio, o industrias de modas; el proveniente de crisis alternativas, por efecto del flujo y reflujo de la prosperidad y de la depresión económica, de acuerdo con la teoría de los ciclos económicos (v.e.v.) > el debido a causas personales, por defectos físicos o morales, por falta de instrucción o por desaparición del oficio, . si se carece de capacidad de adaptación. Se excluyen del concepto laboral del paro a los que no trabajan por inadaptados, ya que existe una causa voluntaria, y a los que se encuentran en paro eventual, por Tazón de -un conflicto de trabajo; porque en este caso existe demanda de trabajo, aun cuando no haya/ conformidad en las condiciones de prestarlo.
    En relación con los posibles remedios del paro obrero, se argumenta con fuerza diciendo que, salvo abandonar a la muerte por hambre a los parados forzosos, el mantenimiento de los mismos corre* de todas formas a cargo de las clases productora^ y acaudaladas de la sociedad y sin aprovecharse de la mano de obra ociosa.
    Con acierto se ha sostenido que el hambre de los que huelgan forzadamente engendra la miseria de los que estaü ocupado», situación que lleva a abordar la solución total del paro obrero partiendo de un principio | | la posibilidad de encontrar remedio a aquéL Se ha demostrado que en época de guerra .pueden absorberse totalmente las eneigías productoras de los trabajadores; y si por parte -de los gobiernos se demostrara igual voluntad para resolver los problemas de la paz que para afrontar los de la guerra, aquéllos desaparecerían; si el propósito de alimentar á los pueblos hambriento^ igualara al de . armar a loa soldados en tiempo de guerra, probablemente se ganaría la paz a un precio menos costoso; si las energías nacionales se emplearan en un proceso constructivo idéntico en intensidad aunque contrario en signo al utilizado .en la destrucción, no habría, ni paro obrero ni problema sociaL Política de guerra, para la paz, si no se quiere una paz relativa que necesariamente habrá de conducir a la guerra. El progreso de la ciencia no debe aplicarse en perjuicio de la masa trabajadora, sino en provecho de la colectividad. La ultima conflagración mundial sirvió para demostrar plenamente que los problemas de paro, de superproducción, de crisis económica, eran totalmente artificiales y que las propias reservas del planeta pueden facilitar elementos en abundancia y beneficios a todos los trabajadores. Para ello bastará prolongar los esfuerzos he chos ai el período bélico, con elobjeto de ganar la paz. Esto mismo ha sido dicho en otros términos , por la O.I.T.: "El objetivo debe ser utilizar íntegramente los recursos nacionales en tiempo de paz lo mismo que en tiempo de guerra y suministrar los productos y servicios necesarios para elevar el nivel general de vida".
    Como soluciones de este problema se han practicado: a) la reducción de la jornada laboral, como al implantarse la semana de 40 horas antes de la Segunda guerra mundial; b) la prohibición del trabajo negro, entendiendo por tal el efectuado en la respectiva profesión u oficio luego de la jornada normal de trabajo; c) la concesión de indemnizaciones, con arreglo a las cotizaciones satisfechas a un sistema de seguro obligatorio o voluntario; d) un subsidio a cargo del Estado, con mayor o menor contribución patronal; e) el incremento de las obras públicas reproductivas; /) la asignación de contingentes de obreros parados a los empresarios o propietarios, sobre todo en la agricultura, sin otra obligación que la de proporcionarles comida y a veces uncorto salario. Con rí¨laCion a los trabajadores jóvenes, la prolongación de la edad escolar, incluso hasta la tardía para ello de los 18 años, con compensadores subsidios a los padres para los alimentos de estos hijos que podrían significar ingresos para el hogar.
    No ha dejado de pensarse, con fría crueldad, que las guerras podrían significar una solución del paro forzosoa causa de las víctimas por millones que las contiendas bélicas modernas causan | | pero, además de los mayores males económicos que engendran, por la esterilidad productiva de la industria armamentista y de la misma destrucción de las batallas, y de toda clase de ataques, especialmente de los aéreos sobre las poblaciones, originan otra masa de desocupados no susceptibles de ocupación eventual: los inválidos o mutilados.
    Dentro de toda su complejidad, la única solución viable del paro forzoso, además de intensificar la producción y las relaciones económicas al máximo, dentro de las naciones y en la comunidad general de los pueblos, parece residir en la señalada movilización de todos los trabajadores por el Estado, al servicio de la finalidad que en cada situación resulte más conveniente y reproductiva, con una remuneración adecuada que cree en toda la masa laboriosa un estímulo para el trabajo y una capacidad adquisitiva, que engendre a su vez nuevos procesos de producción.


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