- Arcaísmo que hoy se desdeña; aunque todavía no estén lejanas las lágrimas arrancadas por las veleidades totalitarias de la pureza de sangre con prejuicio racial; pero que en su tiempo, hasta bien entrado el siglo XIX por lo menos, revistió importancia fundamental en muchos países.
En España, tradicionalmente, para acreditar la limpieza de sangre había que no proceder de moros, ni de judíos, ni de herejes o penitenciados. Posteriormente, abolidas, por las famosas Cortes de Cádiz de 1812, la^ pruebas de nobleza para ingresar en el ejército y en otros gremios, colegios e institutos, 8S mantuvo aún una información uiáo modesta, la de limpieza de sangre entendida como procedencia de una familia honrada. La total abolición de este requisito se efectuó en 1865. En lo sucesivo, los antecedentes personales (penales, de buena conducta, etc.) se ciñen al interesado, y no por sus antepasados, sino por su proceder y ambiente.
Todavía cabe asimilar, sin embargo* a tan injusta antigualla, determinados certificados, avales y otras- zarandajas que se exigei en ocasiones, durante cataclismos nacionales o luego de ellos, para acreditar la fidelidad a uñ régimen y la posibilidad de servirlo... O de servirse de él; sin excluir que ciertas defensas requieren también sus garantías, y que algunas de ellas pueden encontrar valiosos indicios en la comunidad y procedencia familiar,
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