- La establecida por los antiguos francos o salios (de los cuales toma su nombre), luego de dejar los bosques de Germania, y mantenida después por la monarquía francesa, muy poco cortés en este aspecto, para privar a las hembras, a falta de descendientes varones, del derecho a heredar la corona. También queda excluido de la sucesión regia todo varón que entronque con la realeza por rama femenina. En España, donde nunca fué tradicional tamaño desprecio por la mujer, y donde hasta la Reina Católica había bastantes ejemplos de soberanas prudentes en el gobierno y animosas en los trances difíciles de la nación, fué instaurada la ley sálica por la imitadora dinastía borbónica; pero quedó derogada inequívocamente por Fernando VII cuando, en 1830, se persuadió de que su sola descendencia (al menos de modo oficial) eran dos hijas, la mayor de las cuales reinó como Isabel II, frente a su tío y pretendiente al trono Don Carlos, (v. CARLISMO.) Sin embargo, el pueril desconocimiento de esa derogación le costó a España dos trágicas guerras civiles en el siglo xix: la casi inmediata a la muerte de aquel desleal monarca, la de 1833 a 1840, y la del frustrado desquito de 1872 a 1876. (v. SUCESIÓN A LA CORONA.)
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