Definición de Kilpatrick, William Heard


    nació en White Plains, Georgia, el 20 de noviembre de 1871. Fue hijo primogénito del Reverendo Dr. James Hines Kilpatrick y de su segunda mujer, Edna Perrin Heard. Desde niño fue fuertemente influenciado por la personalidad de sus padres. De su progenitor, quien era un hombre austero, meticuloso, adusto y desprovisto de sentido del humor, aprendió el valor del trabajo, de la disciplina y del pensamiento claro. El Reverendo Kilpatrick inculcó en su hijo el férreo hábito de llevar un registro escrito de sus actividades, hábito que acompañaría a William a lo largo de su vida. De su madre aprendió la compasión. En repetidas ocasiones, Kilpatrick atribuyó sus logros en la docencia al hecho de que su madre le había inculcado la delicadeza hacia los demás, y le había enseñado a no herir a nadie, por más humilde que fuera su condición social. Estos valores fueron el basamento ético sobre el cual apoyó todo su trabajo religioso y su labor posterior en el ámbito de la enseñanza. Mientras concurría a la Universidad de Mercer (en la que se graduó en 1871), leyó "La evolución de las especies" de Darwin. Su lectura significó para Kilpatrick una reorganización absoluta y un rechazo total de su filosofía y formación religiosa previas. Al aceptar las ideas de Darwin, desestimó el concepto del alma inmortal, de la vida después de la muerte y cualquier otro dogma ritual religioso asociado al culto divino. Sin embargo las convicciones morales de William continuarían, a pesar de su rechazo al credo religioso adquirido en la infancia. Con un préstamo de uno de sus hermanos se anotó en la Universidad John Hopkins para realizar un postgrado. Luego de graduarse, trabajó como profesor y director de dicha universidad. Como Kilpatrick no había seguido ningún curso de pedagogía en su formación previa, se le exigió que asistiera a los cursos de verano de la escuela normal de Rock (Georgia). Allí participó en una actividad que habría de influir de forma significativa en su pensamiento. Asistió a una conferencia sobre las ideas pedagógicas de Pestalozzi. Quizá fue entonces cuando intuyó por primera vez que una de las claves para una enseñanza válida consistía en proporcionar a los alumnos experiencias significativas e interesantes que les permitieran desarrollar su sentido de la responsabilidad. Durante sus primeras experiencias docentes en Georgia, Kilpatrick comprendió la importancia de identificarse con sus alumnos y ocuparse de ellos. Quizá en parte gracias a la cálida relación que había tenido con su madre, varios años después era capaz de recordar prácticamente a todos sus antiguos alumnos y conservó una relación paternal con muchos de ellos a lo largo de su vida. Otra de las tempranas influencias en el pensamiento pedagógico de Kilpatrick fue Francis Parker, que había estudiado las obras de Pestalozzi, Herbart y Froebel en la Universidad de Berlín. Kilpatrick asistió a una conferencia de Parker en 1892 y llegó a considerarlo como el primer educador progresista en EE.UU., un predecesor de John Dewey. Al final de aquel año en la facultad de Mercer, Kilpatrick se matriculó en los cursos de la escuela de verano de la Universidad de Chicago y una de esas asignaturas era impartida por John Dewey. Contrariamente a lo que cabría esperar, Kilpatrick no apreció mucho las enseñanzas de Dewey en aquella asignatura. Decía que cuando lo escuchaba, pensaba que era un hombre muy capaz, aunque no logró ver en él al maestro que buscaba. Pensaba que no era un buen profesor, y no siempre preparaba el terreno para que un principiante pudiera seguirlo. Esos sentimientos de Kilpatrick hacia Dewey cambiaron pronto, al estudiar y trabajar con él en el Teachers College. Recibió su doctorado en 1912. Desde 1909, enseñó en la Universidad de Columbia y, a partir de 1918, obtuvo la cátedra de Filosofía de la educación. Es reconocido por el método de proyectos, que formalmente presentó en 1918, inspirado en la teoría de la experiencia elaborada por Dewey. En su metodología por proyectos, Kilpatrick explicaba que los intereses de los niños debían ser el centro mismo del proyecto. Estos intereses servían como la unidad de estudio y, de esta forma, los aprendizajes de los niños resultaban más relevantes y significativos. Al igual que Dewey, Kilpatrick sostenía que el significado de la democracia trasciende los asuntos y acciones emprendidas por un gobierno, y que se aplica más bien a una forma de vida que tiene consecuencias morales y personales. Los docentes debían reflexionar y filosofar acerca de la enseñanza para asegurarse de que tanto ellos como sus alumnos pudieran crecer y mejorar. Sus prácticas, respetuosas y democráticas, eran reconocidas por muchos colegas; sin embargo, muchos expertos criticaron su método. Kilpatrick llegó a ser el profesor más apreciado en la historia de Teachers College. Las ideas y visiones pedagógicas de Kilpatrick se proyectaron en el tiempo, incluso después de su muerte, ocurrida en Nueva York el 13 de febrero de 1965. En su reconocimiento de la necesidad de un razonamiento y una reflexión filosófica, y al destacar los objetivos y las implicaciones políticas de la educación, las ideas de Kilpatrick siguen vigentes; de ellas se desprende que el objetivo democrático de la escolarización no puede estar desvinculado de las acciones sociales y éticas que en el ámbito educativo se implementan.

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