- Tomado del concepto religioso de falsa deidad, pero rebajado en la jerarquía a lo humano, y con la mejora de la calificación encomiástica, se aplica esta voz a las personas, públicas por lo general, que suscitan admiraciones o afectos entusiastas, incluso frenéticos. Aparte los de espectáculo* y expansiones populares, las otras clases de ídolos se revelan contrerias a la estabilidad de las instituciones nacionales, y a veces de las mundiales.
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